La cita de la semana

"El placer de la mesa es de todos los tiempos y todas las edades, y el último que nos queda cuando todos los demás nos han abandonado"

Anthelme Brillant-Savarin (1755-1826), gastrónomo francés.

martes, 26 de julio de 2011

Restaurante Brasería Molino Rojo: un clásico venido a menos

Le toca el turno a la Brasería Molino Rojo, un clásico de Valladolid que sin duda ha vivido tiempos mejores.

El Molino Rojo está junto a la estación de autobuses de Valladolid, un poco alejado del casco histórico, y cuenta con una pequeña terraza en la acera, donde es posible comer, una barra agradable para disfrutar el vermú con la parrilla a la vista de los clientes, y dos comedores acogedores.

Es un restaurante de corte tradicional: la carta ofrece embutidos, ensaladas y frituras para empezar y carnes como plato fuerte, y se completa con guisos del día elaborados con todo el mimo. El servicio es en general atento y amable, aunque en la terraza sería deseable una mayor agilidad.

Dentro de su sencillez, los entrantes están bien resueltos: son buenas las ensaladas y aceptables las frituras, aunque se echa en falta alguna opción más para escapar de excesos de calorías.

En cuanto a las carnes, no llegan al nivel esperado. El chuletón de buey tiene una presencia extraordinaria y se acompaña si así se desea de una piedra para darle el punto deseado, pero el sabor no es tan rotundo como debiera. Lo mismo ocurre con el pincho de lechazo, que aparantemente está perfectamente cocinado a la brasa, pero resulta decepcionante al probarlo. Quizá el problema esté en la materia prima, pues el resto parece impecable. Eso si, todas las carnes vienen acompañado de pimientos y patatas fritas caseras y exquisitas.

La carta de vinos del Molino Rojo es variopinta, incluyendo varias referencias muy asequibles junto a algunas de auténtico lujo. A evitar el vino tinto de la casa, por muy poco más se puede disfrutar de algún vino joven la Ribera bien digno.

Los precios no son bajos pero si contenidos. Una comida para dos personas supone unos 60 euros. En nuestra opinión la relación calidad-precio es media, pues la cuenta no sube mucho pero el restaurante flaquea precisamente en su especialidad, las carnes a la brasa.

Con todo esto, el Molino Rojo puede ser una opción recomendable, por asequible, para comer fuera de casa sin mucha algarabía, o para una comida en grupo con pocas ganas de innovar. No es el sitio más adecuado para darse un homenaje, para dietas o para buscar algo distinto que comer.

Para el que le guste, el café es de puchero y muy rico.

Brasería Molino Rojo
C/ Gabilondo nº 15
983231946

5 comentarios:

  1. Desde luego, éste restaurante ha vivido tiempos mejores. O quizás mucho mejores. Mucha gente me había hablado de él, sobre todo gente mayor. Así que decidí probar. Y la decepción fue mayúscula. La carta es insulsa, simple, sin sorpresas. Y la carne, un insulto. NO es chuletón de buey, es vaca. Y éso es lo que peor me sienta, el engaño(que no es exclusivo de éste restaurante, también ciertos sitios de renombre mantienen ésa farsa), con lo cual, un cero rotundo.

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  2. Gracias por tu aportación Asturcon. La puntualización sobre el chuletón me parece plausible, explicaría por qué me pareció tan insulso el buey...porque no era buey! Estoy pensando en añadir una sección fija dedicada en exclusiva a reflejar qué NO hay que comer en qué restaurantes, a ver si se animan los lectores a ir destapando pufos.

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  3. Es realmente deprimente cuando un restaurant clásico se va viniendo a menos algo que ha marcado probablemente historia en la zona donde unos comía de chico y después de grande sigue haciéndolo y le trae recuerdos creo que por aquí pasa lo mismo a veces en Recoleta porque imponen nuevos restaurants y los viejos se vienen abajo

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  4. Nos encanta que nos lea alguien desde Argentina, gracias Angélica! A veces lo que ocurre no es que los sitios nuevos se impongan sobre los viejos por sus virtudes, sino que son los sitios tradicionales los que van perdiendo calidad y los nuevos lo aprovechan.

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  5. No está nada mal! Las braserías son una gozada.

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